La Agencia Espacial Europea lanzó ayer con éxito el cohete Ariane-5. En su punta van colocados dos telescopios: Herschel y Planck. Por separado y en una órbita a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra se pondrán a observar el espacio.
El Herschel es un telescopio con un espejo de 3,5 metros de diámetro mayor que e del Hubble de 2,4 metros. Con él los astrónomos verán galaxias más lejanas y podrán ver obejtos fríos como los planetas extrasolares.
Con el Planck, los científicos piensan ver el universo cuando sólo tenía 380.000 años después del Big-bang. Es el momento en que el universo se hizo transparente al desacoplarse la materia y la rediación.
El proyecto ha costado1600 millones de euros y se han invertido en él 15 años. La participación española es muy notable, desde la aportación en el desarrollo de sistemas electrónicos y equipos de enfriamiento hasta el tratamiento de los datos de las dos misiones que se recibiran en una de los dos antenas de comunicación de la estación de seguimiento de Cebreros (Ávila).
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